Formando recodo con la calle Cortes, que une la plaza San Julián con la de José María Bautista Hernández, en el barrio de San Nicolás, este es uno de los últimos adarves de origen islámico que quedan en el trazado urbano de Murcia. Un adarve es un callejón sin salida que daba acceso a la última o últimas viviendas que se construyeran al fondo de estos ‘cul de sac’.
Como sabemos, (y salvo excepciones como Bagdad) las medinas islámicas, entre ellas Mursiya, seguían un trazado irregular y sinuoso dentro del recinto amurallado, dando una importancia superior al interior de los inmuebles en torno a los famosos patios, que al espacio público, por ese carácter intimista de su cultura. En cada barrio había siempre una mezquita (aparte de la Aljama o Mayor), una casa de baños, una fuente, un horno y una agrupación de tiendas (independientemente del gran zoco o mercado principal).
En este adarve fueron arqueológicamente documentadas hasta ocho viviendas datadas en el siglo XII, cuyos restos se encuentran hoy bajo uno de los edificios de la calle. Tras un lavado de cara y un acondicionamiento municipal como pequeño “jardín vertical” de macetas aromáticas, el adarve luce hoy como nuevo, incluso con un bonito cartel explicativo de la medina islámica y su trazado. ¡Tenéis que ir a verlo!
