#EdificiosCatalogables, volumen 2: pasarela Manterola.
El puente más icónico de los contemporáneos sobre el Segura está situado encima del histórico azud (salto de agua) que remansa el caudal del río previamente a su paso por los restos de los molinos de San Francisco (sobre el cual hay un mirador de madera), y los Álamos (en el lado del Carmen), a quienes en su día daba servicio.
En 1997, una vez concluido el derribo de la sede del Club de Remo (La Murcia Desaparecida, volumen 51), y como colofón a las obras de encauzamiento del río a su paso por Murcia, se construye esta gran obra ingenieril diseñada por el prestigioso técnico Javier Manterola, de quien toma su nombre. Se trata de un puente con 30 tirantes de acero que sujetan una pasarela peatonal curva de 60 metros de largo por 6 de ancho. En medio, un mástil de 15 metros de altura (“el Pincho” para los murcianos) por su otra cara, y a tavés de otros 15 tirantes, sujeta el contrapeso que está hundido en un islote artificial, que es hogar, por cierto, de varias palmeras y de numerosos patos y cisnes.
Con su suave tambaleo al pasar (¡qué mareo!), y como marco de una de las mejores fotografías de la torre catedralicia, la pasarela Manterola forma ya parte indiscutible de la estampa urbana del río. Por su representatividad como obra contemporánea, por sus valores estéticos y por su ubicación excepcional, la pasarela merece pasar, sin duda, a formar parte del patrimonio inmueble de los murcianos.