La red de regadío de la Huerta de Murcia es una portentosa infraestructura que lleva funcionando, sin más energía que el discurrir y la fuerza del agua, desde al menos el siglo X. A partir de la Contraparada, el agua del Segura se distribuye a través de las acequias para llegar hasta los bancales de todo el valle, para posteriormente recoger el excedente (la que no se infiltra en el terreno) y devolverla al río, en un perfecto ciclo cerrado de agua. La acequia de Pitarque es parte de este sistema, siendo (junto a la de Zaraiche), el principal canal de riego de las huertas de la pedanía de El Esparragal.
A finales del siglo XVII, enmarcado en un gran proyecto de roturación de esa zona (roturar es labrar por primera vez las tierras eriales) los monjes del monasterio de los Jerónimos, quienes atesoraban un gran patrimonio inmueble, encargan al ingeniero y arquitecto Melchor de Luzón la construcción de un partidor de aguas sobre el Azarbe Mayor, para el nacimientro de una nueva acequia con la que regar las tierras de su propiedad ubicadas en el paraje de ‘Las Urdiencas’, en la zona de las actuales El Esparragal, Monteagudo y Santomera.
La acequia Pitarque es, por tanto, uno de esos curiosos casos en los que una acequia de riego nace desde un azarbe, y no desde otra acequia, siendo el principal objetivo de los azarbes el recoger las aguas que sobran, y no el de servir aguas para nuevos riegos. Ávidos del discurrir de sus aguas, en la margen han crecido una serie de árboles (sobre todo bellos plátanos de sombra) que han convertido los quijeros en un auténtico vergel huertano. ¡Qué suerte que aún queden entornos así!
Para ampliar información:
CARM.es – Irrigación del sector oriental de la Huerta de Murcia por los jerónimos de La Ñora