#EdificiosCatalogadosViajeros. Caravaca de la Cruz, volumen 1. Templete de la Cruz.
La historia de Caravaca está inevitablemente ligada al culto que, desde la Edad Media, se realiza en torno a la Santísima y Vera Cruz. Gracias a la importancia que esta reliquia ha tenido históricamente para los católicos, el Papa San Juan Pablo II concedió perpetuamente un año jubilar cada siete años al santuario, convirtiendo a Caravaca de la Cruz es una de las cinco “ciudades santas” del cristianismo, junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.
Popularmente conocido como ‘el Bañadero’, en este lugar se realizaba, cada 3 de mayo desde al menos el siglo XIV, el ritual mediante el cual la Cruz de Caravaca era sumergida en las aguas procedentes del paraje de las Fuentes del Marqués para bendecirlas, antes de regar las huertas del municipio. En el siglo XVII, en ese lugar se construye un humilladero con una cruz y un tejado de madera, a modo de capilla para el baño. El tiempo deterioró pronto esta construcción y el Ayuntamiento decidió sustituirla por la sólida edificación actual, la cual fue obra del arquitecto José López, cuyo proyecto se presentó en 1762, con obras concluidas en 1801.
Bello ejemplo de templete barroco, destaca por su original planta hexagonal inscrita en una circunferencia. Seis arcos dan paso al interior, estando el principal coronado por el escudo real de Carlos III, monarca que favoreció la obra. Situado como colofón del agradable paseo de la calle Corredera, el Bañadero es una parte fundamental del vasto patrimonio que atesora una de nuestras joyas del Noroeste murciano.