#CallesDeMurcia, volumen 43: calle Santa Ana.
La pequeña vía peatonal que une la plaza del mismo nombre con la antigua calle Caravija, hoy Enrique Villar, es una de las más antiguas de la ciudad de las que mantienen su nombre pues el mismo se debe a la fundación, en 1490, de uno de los principales conventos femeninos de Murcia: el de las monjas Dominicas de Santa Ana.
Aquí existió, al menos desde el siglo XIV, una ermita en torno a la cual, a finales del siglo XV, se funda un cenobio femenino de la orden Dominica, misma comunidad que sigue ocupándolo a día de hoy. En el siglo XVIII, el boyante ‘Siglo de Oro murciano’, ante la obsolescencia del anterior templo que, con origen medieval, se había reconstruido en el siglo XVI en estilo renacentista, se edifica la iglesia actual, en un brillante estilo Barroco con decoración interior sumamente exquisita. La clausura es una amalgama de edificaciones de varias épocas, que lamentablemente no se puede visitar. El huerto monacal resulta especial pues está atravesado y sigue hoy siendo regado por la acequia Mayor Aljufía.
El callejón de Santa Ana cobra una singular importancia cada Semana Santa murciana cuando se convierte en uno de los escenarios más bellos para contemplar las procesiones que hacen este quiebro para atravesarla, pasar por la puerta y el torno de la clausura, y devenir en la placita dedicada a la madre de la Virgen María. Aquí aún se respira un pequeño trocito de la Murcia que se nos fue.