Catedral de Santa María, volumen 16. Capilla de la Encarnación (plaza del Cardenal Belluga, s/n) se levanta en el renacentista siglo XVI, inserta dentro de la capilla de San Antonio (o del Corpus). Fue diseñada por el maestro mayor de la catedral del momento, el insigne arquitecto Jerónimo Quijano, al cual le debemos otras importantes obras en el templo: el segundo cuerpo de la torre, la magnífica puerta de la Antesacristía, la capilla del Baptisterio, así como parte de la de Junterón.
De planta triangular, el primero de sus tres lados es un gran arco de medio punto ricamente decorado al gusto renacentista, que le da entrada y la conecta con la capilla de San Antonio, dentro de la cual se encuentra. En el segundo de sus lados, se encuentra alojada la urna sepulcral de Jacobo el de Las Leyes: insigne jurista del siglo XIII, trabajó con Alfonso X El Sabio para redactar el famoso código de las Siete Partidas (“El Libro de Las Leyes”, de ahí el apodo de Jacobo), uno de los legados más importantes de Castilla a la historia del Derecho, al ser el cuerpo jurídico de más amplia y larga vigencia en Hispanoamérica, hasta el siglo XIX.
En el otro lado del triángulo, encontramos la hornacina pétrea, profusamente decorada, en la que se inserta el conjunto escultórico que representa el misterio de la Encarnación de la Virgen que da nombre a toda la capilla, en madera policromada y dorada. Podemos reconocer al Arcángel San Gabriel frente a la Virgen María, la cual tiene un libro sobre atril delante de ella, mientras recibe la gracia de Dios representado por un haz de rayos que caen desde el cielo.