Esta es una de las tres calles, junto a Trapería y Platería, que confluyen en el cruce más famoso de la ciudad: las Cuatro Esquinas. Partiendo de aquí, va a morir en el encuentro entre las calle Pinares y San Lorenzo, dentro del límite de los barrios Catedral y San Lorenzo.
A partir del siglo XIV, una gran cantidad de mercaderes de diversos lugares, sobre todo malteses, genoveses y catalanes, se establecieron en esta zona de la ciudad con el objetivo de vender sus productos, en el que era el eje comercial más importante de la ciudad cristiana, con permiso de la gran plaza del Mercado (actual Santo Domingo), donde iba a desembocar. El patrón de los viajeros, San Cristóbal, tenía dedicado aquí un altar de piedra, que desapareció en el siglo XIX.
Fue en homenaje a aquel altar desaparecido, y al patrón al que estaba dedicado, que este último tramo de la calle que hasta entonces era conocida como Platería, se tituló San Cristóbal, tal y como la conocemos hoy. Como curiosidad, os gustará saber que de aquel altar queda un pequeño vestigio: el arranque de uno de los pilares que lo sustentaba, en la esquina con la calle Trapería, apoyado en el vistoso edificio ecléctico de color azul. ¡Podéis echarle un vistazo en vuestro próximo paseo!