Situada en el lugar por el que en origen discurría el val meridional (la parte sur del foso que rodeaba la muralla medieval), entre la puerta de la Aduana y uno de los portillos del arrabal de la Arrixaca, la calle Verónicas pasará a tomar su nombre actual cuando en el siglo XVI, las monjas terciarias de San Francisco construyan aquí el monasterio dedicado a Santa Verónica.
Por otro lado, la celebración de un mercado en este entorno se remonta al siglo XV, especialmente en lo referente al trigo, dada la cercanía del vecino Almudí (pósito municipal de este cereal). Sobre un edificio de mediados del siglo XIX demolido previamente, el insigne arquitecto Pedro Cerdán construirá, entre 1912 y 1916, el actual mercado de Verónicas, en estilo ecléctico-modernista.
Por tanto, la imagen de esta pintoresca y estrecha calle murciana viene dada, en su frente norte, por un agradable conjunto de edificios de entre tres y cuatro alturas; y por la antigua iglesia conventual, hoy sala de exposiciones, la cual surgió de una gran reforma del monasterio en el siglo XVIII, dando lugar a su bellísima portada barroca, a modo de retablo, presidida por las imágenes de el Salvador, San Francisco y San José. En su lado sur, toda la vía es abrazada por el mencionado gran mercado del mismo nombre.
En uno de los extremos de la calle, destaca el principal vestigio en pie de la gran muralla medieval de la ciudad, la cual llegó a tener más de 15 metros de altura, ¡y hasta 92 torres!