Santuario de la Fuensanta, volumen 4: la Fuente Santa (Algezares, Murcia).
En una de las faldas de la serranía de Carrascoy, en un entorno místico y sagrado desde la Antigüedad (en las inmediaciones se encuentran el santuario íbero de la Luz, el Martiryum de la Alberca o la basílica paleocristiana de Algezares), es donde la tradición cristiana afirma que la Virgen María hizo brotar la Fuente Santa. Se decía que el agua de la Virgen sanaba a los enfermos y servía de aliento en los descansos a los romeros que subían al santuario a venerarla.
Obrado el milagro, la fama de la modesta ermita que había junto a la fuente se desorbitó, hasta el punto de que, a finales del siglo XVII, comenzaron las obras de construcción del gran santuario que conocemos hoy. Este brotar de agua dio nombre, además, a la advocación que es hoy patrona de Murcia y su huerta, la virgen de la Fuensanta, una talla gótica del siglo XV que hasta ese momento era conocida como Virgen de las Fiebres, venerándose en la catedral de Santa María.
Sobre el brotar original de la Fuente Santa, en la segunda mitad del siglo XVI se construye una bella fuente de sillería en estilo renacentista, obra del maestro Cambrón, en cuyo frente había un zócalo con cabezas de león esculpidas, de las cuales brotaba el agua. Lo que queda de aquella, hoy remozada, es un alzado rematado con frontón circular y cruz, con hornacina que contiene la imagen de la Virgen y el niño. En la parte más baja, dos placas hacen mención a los personajes ilustres en el momento de su construcción: el Papa Gregorio XIII, el rey Felipe II y el corregidor Ribera de Vargas, año 1578.