La Murcia Desaparecida, volumen 82: calle Fuensanta.
La completa desfiguración del casco histórico de la ciudad de Murcia, en cuanto a lo que sus proporciones originales se refiere, se comenzó a gestar en los años 50 del pasado siglo XX, cuando tras varios planes e intentos, se abrió definitivamente la Gran Vía, como un tajo atroz que rompió con su armonía de norte a sur.
La calle Fuensanta fue conocida como ‘calle del Horno de las Siete Revueltas’ hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se cuenta que un vecino que edificó su vivienda en la entrada de la calle, colocó una bella hornacina en honor a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Fuensanta, hecho que conllevó a que popularmente los murcianos la empezaran a conocer como ‘calle de la Fuensanta’, hasta hoy. Siempre a la sombra de la enhiesta torre catedralicia, su potente perspectiva enmarcada la hacía ser una de las más bellas vías de la ciudad vieja.
A partir de los años 60 del pasado siglo, se pasó de una calle con edificios de entre dos y tres alturas, a mamotretos de hasta nueve alturas, materializados, además, en anodinas arquitecturas sin ningún tipo de interés, que pretenden robar protagonismo a la verticalidad de la torre. Un auténtico despropósito cuyo resultado salta a la vista.
Tema aparte es el poco decoro con el que se trata hoy a los entornos monumentales en nuestra ciudad: contenedores llenos de basura, suciedad en el suelo, carteles de negocios que no respetan la normativa, coches por todas partes… en ocasiones no queda otra que bajar la vista, y seguir el camino, o de lo contrario, echarse a llorar.