Catedral de Santa María, volumen 2: la torre campanario (plaza Hernández Amores, s/n).
Con sus (nada despreciables) 93 metros de altura, es esta la segunda torre catedralicia más alta de España, por detrás de la Giralda de Sevilla. Su construcción se inicia en el primer cuarto del siglo XVI, no concluyéndose hasta 1793, casi trescientos años después, debido a numeroso problemas en la cimentación y varias crisis económicas y epidémicas. La consecuencia de tan dilatada construcción es la presencia en ella de numerosos arquitectos y la presencia de varios estilos, reunidos en esta icónica y vertical obra de arte.
El primer y segundo cuerpo son renacentistas de mitad del siglo XVI. El primero es de los arquitectos italianos Francisco y Jacobo Torni (llamados “los Florentino” por su ciudad de origen); el segundo, del maestro Jerónimo Quijano. Ambos dos responden a una exquisita y delicada decoración plateresca.
Sin embargo, un problema de asientos, produjo una inclinación y la consecuente paralización de la obra. No fue hasta más de doscientos años después, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se retoma la obra, con la intervención de varios artistas y canteros: el tercer cuerpo en estilo Barroco, el del reloj; el cuarto cuerpo, el de los Conjuratorios, con cuatro miradores a modo de palacetes rectangulares ubicados en las esquinas; y el cuerpo del campanario, más recargado, apuntando al estilo Rococó francés.
Sin embargo, aún había que rematar el asunto. Pues bien, fue en 1780 cuando se concluye de la mano del neoclásico diseño del arquitecto Ventura Rodríguez, siendo las obras dirigidas por Pedro Gilabert: un octógono abovedado con huecos circulares y remate con linterna. ¿Soy yo, o este es el remate perfecto para esta maravilla arquitectónica?
Para concluir, apuntar dos curiosidades: cada una de las 20 campanas tiene nombre propio, la más antigua de España, la Mora, es del siglo XIV. Hasta 2009, año de construcción de Las Torres JMC (las gemelas de Atalayas, 98 metros de altura) la torre catedralicia fue el edificio más alto de la Región de Murcia.
Anunciadora de riadas y epidemias. Omnipresente, vigilante y gallarda. Majestuoso techo de la capital del Segura, ¡no se cansan los ojos de mirarte!