#EdificiosCatalogadosViajeros. Jumilla, volumen 1. Palacio del Concejo (Plaza de Arriba, s/n, Jumilla) el cual también fue conocido como Casa de la Villa, es por su belleza y unicidad, el edificio civil en pie más importante del Renacimiento murciano, no sólo en este municipio (capital indiscutible del vino mundialmente más apreciado de nuestra tierra), sino en toda la Región de Murcia.
A mediados del XVI, se levanta un elegante inmueble en estilo renacentista con tintes manieristas (un primer saludo al futuro estilo barroco, que poco a poco se irá imponiendo) con el fin de albergar una sede digna para el poder municipal. De su exquisita arquitectura resaltan, en planta baja, los dos grandes arcos apoyado sobre tres robustas columnas toscanas, que daban acceso a un espacio abierto para la lonja y alhóndiga (donde se almacenaba y comerciaba con el grano). En la planta noble o primera, con frontis curiosamente asimétrico, se encontraba la cámara del Concejo y el despacho del alcalde. El tercer y último cuerpo, donde se situaban los cargos concejiles, el escribano y la estancia de justicia, es sin lugar a dudas el más llamativo y singular, con sus catorce bellas columnas salomónicas entrelazadas, conformando una arcada flanqueada por dos escudos del municipio. A la edificación le falta la torre, hoy desaparecida, donde se encontraba el reloj que campaneaba los cuartos de hora, con el fin de controlar tiempo de riego de cada propietario de huerta. El reloj se traslada en el S.XVIII a la vecina iglesia de Santiago.
Como curiosidad, el edificio albergó a lo largo de su historia muchos otros usos, a cada cual más peculiar. Desde su construcción fue también cárcel, con una serie de calabozos ubicados en su ala norte. Se sabe que albergó una carnicería y un taller artesano durante el S.XVII. En el XIX fue escuela, y ya finalizando el S.XX estuvo a punto de ser rehabilitado para acoger el juzgado de Primera Instancia, siendo finalmente acondicionado en 2005 para acoger su uso actual como sede del Museo Arqueológico Jerónimo Molina, con una estupenda colección de hallazgos arqueológicos de la comarca del Altiplano.