Real Casino, volumen 8. Las ‘peceras’ (Calle Trapería, 18). La Sociedad del Casino echa a andar en 1847, sin embargo, no se verá concluida su sede actual, joya indiscutible del estilo ecléctico español, hasta ya entrado el siglo XX. Así, la fachada principal se levanta en 1902, con fuertes influencias modernistas e historicistas, bajo la dirección del prestigioso arquitecto Pedro Cerdán (autor de sobresalientes obras murcianas, como la fachada del mercado de Verónicas o la del cementerio de Nuestro Padre Jesús, entre otras). En este trabajo le acompañará el también afamado escultor sevillano Manuel Castaños, a quien se le deben las diversas esculturas que la decoran.
A ambos lados de esta entrada principal se abren dos salas acristaladas, dando cara a la tradicional Trapería, que son popularmente conocidas como “las peceras”. El fin de estas estancias no era otro que el de ver, y ser visto, como una muestra más del prestigio social que para la burguesía del momento suponía pertenecer a esta institución. Al mismo escultor de la portada, Castaños, le debemos la recargada decoración interior de las mismas, una combinación de enmarcadas escenas clásicas, angelotes, animales como el león, lazos, frutas y hojarascas. Destaca la gran cantidad de espejos que adornan cada una de ellas, y por supuesto, el enorme ventanal que les da su coloquial nombre.
Cabe hacer mención de honor a la prolifera y exitosa carrera del escultor Manuel Castaños, quien, influenciado por las corrientes eclécticas ‘neonazaríes’ o ‘alhambristas’, trabajó no solo en el Real Casino de Murcia (a él le debemos también el espectacular patio Árabe de la entrada), sino en las decoraciones de fachadas e interiores del Balneario de Archena, e incluso en Madrid: trabajó en el palacio de Parque Florido, actual sede del Museo Lázaro Galdiano.