Convento de Santa Ana, volumen 2. Nave de la iglesia (Plaza Santa Ana, 2). A finales del siglo XV, en torno a una primigenia ermita dedicada a Santa Ana, las monjas de la orden Dominica fundan esta comunidad. En el siglo XVIII, ante la obsolescencia del anterior templo conventual, se edifica el inmueble eclesiástico actual.
Esta espectacular iglesia, obra del arquitecto Fray Antonio de San José y el ingeniero Toribio Martínez de la Vega, es la tercera que ocupa este mismo lugar. La original ermita gótica dio paso a una iglesia tardorenacentista, que finalmente fue reconstruida en el siglo XVIII para dar lugar a la actual barroca. De la intermedia se conservan varios retablos, destacando el hermoso retablo dedicado a la Virgen del Rosario, que fue el Mayor de aquella, y que ocupa hoy la nave del evangelio de la actual.
Con planta de cruz latina y tres naves, el interior del templo destaca por su gran luminosidad, dada por el gran número de huecos y por la blancura de sus muros, únicamente rota por las originales decoraciones geométricas en tono azul, denominadas grecas, obra de Juan Ruiz Melgarejo. Del mismo autor son las pinturas de importantes monjas de la orden en los sustentos de la cúpula.
Su órgano, uno de los más antiguos de la Región; su gran colección de imaginería; y otras importantes aportaciones de artistas como José Ganga, autor del retablo Mayor (que tendrá su propio post), completan este maravilloso interior, sin duda, uno de los más espectaculares del Barroco levantino español.