#BienesMueblesCatalogados, volumen 18: Cristo de la Buena Muerte (Francisco Salzillo, 1770. Museo Santa Clara).
La imagen que hoy conocemos como ‘Cristo de Santa Clara la Real’, el cual forma parte, como pieza clave, de la colección del museo del mismo nombre, fue en realidad creado por el genio Salzillo para el convento franciscano de Santa Isabel (el que estuvo ubicado en el hueco que hoy es la plaza de Santa Isabel), razón por la cual también fue conocido como ‘Cristo de las Isabelas’. Tras salvarse de desamortizaciones, incendios, una guerra y sucesivos traslados, finalmente recayó en el monasterio de Santa Clara a finales de los años 40 del pasado siglo.
Estamos ante una obra de madurez del artista, en la que el pleno control en la representación anatómica, da paso a uno de los rostros más bellos y con más emoción de entre todas sus creaciones. Jesucristo, crucificado por tres clavos y coronado de espinas, aún sangrando y morado, está representado sin embargo con un dulce semblante de paz y descanso tras su expiración.
En la mañana del Jueves Santo, la imagen abandona el convento en un bello cortejo de traslado hasta su encuentro con la Santísima Virgen de la Soledad. Tras ello, continúa hasta la iglesia de San Bartolomé desde la que, en la noche del Viernes Santo, procesiona con la Cofradía del Santo Sepulcro, tumbado sobre una cama de flores. Sin lugar a dudas, una de las imágenes más bellas de la Semana Santa murciana.