Acequia de Zaraiche. La Huerta de Murcia, milenario paisaje cultural, tiene origen y sentido en su red de riego, la cual, a partir de la dominación islámica, fue drenando los suelos al controlar el impetuoso río Segura, hasta colonizar por completo, a lo largo de los siglos, el valle segureño. En el dique de la Contraparada se controlan y elevan las aguas del río, para distribuirlas a través de las acequias Mayores: la Alquibla (también conocida como ‘de Barreras’), la del sur; y la Aljufía, la del norte. A partir de ellas, nacen el resto de acequias que, a modo de sistema circulatorio, llevan el agua a todos los rincones cultivados, para posteriormente recoger la sobrante y devolverla al río. Esta perfecta infraestructura lleva funcionando sin más energía que el discurrir y la fuerza del agua desde, al menos, el siglo X.
En el partidor del molino del Amor, en la pedanía de La Albatalía, nace una de las acequias “hija” de la Mayor Aljufía: la acequia Zaraiche. De origen islámico, este cauce es uno de los más largos de la red, llegando con sus más de 6 km al límite con Orihuela, tras regar las huertas del noroeste de Murcia, en las pedanías de Santiago y Zaraíche, Churra, Monteagudo, El Esparragal y Cobatillas; además de Santomera y El Siscar.
Su nombre (Açihayrch o Acuharich, Caharrich, Çahariche o Çafariche, Çarahîche, Zarayche, Zaraíche) podría derivar de la palabra árabe “sahrïy” que significa “balsas, estanques”. Parece tener sentido ya que, hasta el siglo XVI, cuando se amplia este cauce, la franja noroeste que conforman las mencionadas pedanías que riega, se componía de pantanosos marjales. Así, el origen del poblamiento del actual municipio de Santomera reside en este hecho.
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