#CallesDeMurcia, volumen 38. Calle Riquelme.
La calle Riquelme hace honor a la antigua ubicación, en uno de sus flancos, del famoso y bello palacio del Marqués de Almenas (La Murcia Desaparecida, volumen 6), el cual perteneció a rama de esta más que importante familia de la aristocracia murciana. Sin embargo, el palacio debía su popular nombre al otorgamiento, en el siglo XIX, del marquesado de Almenas a don Antonio Riquelme y Arce, el propietario del palacete en ese momento.
La anécdota más curiosa de este desaparecido inmueble que da nombre a la calle fue que, en el siglo XVIII, su propietario, Jesualdo Riquelme y Fontes, encarga a su amigo el escultor Francisco Salzillo un belén para decorar su salón en Navidad. De este encargo surge el valiosísimo belén que hoy forma parte de la exposición permanente del museo Salzillo. Los Riquelme fueron grandes mecenas de las Artes, patrocinando relevantes obras como ese belén, que afortunadamente hoy podemos seguir admirando.
Otra de las ramas de la familia levantó palacio en la esquina entre las calles Platería y Jabonerías, y fue ese palacete el que se conoció como ‘palacio Riquelme’ (La Murcia Desaparecida, volumen 4). Lo que quedó del derribo, su magnifica portada renacentista, trasladada conforma la entrada principal del museo Salzillo, en el barrio de San Andrés.
La vía que une San Pedro con San Benito y Almenas, hoy semipeatonal, sigue guardando cierto encanto a pesar de las tropelías urbanísticas que fueron eliminando los distintos palacetes con los que contaba, y que alteraron su proporción de pequeña calle de casco histórico.