El origen islámico del nombre de la calle Azucaque, que conocemos desde el siglo XIII, la hace poseer uno de los topónimos más antiguos del callejero murciano. Su significado responde a que, en algún momento, esta calle fue un callejón estrecho o sin salida, un ‘azucaque’, también conocidos en nuestra ciudad como adarves, tan característicos del trazado medieval de las ciudades musulmanas.
Salvo escasas excepciones como Bagdad (en Irak), las medinas islámicas, entre ellas Mursiya, seguían un trazado irregular y sinuoso dentro del recinto amurallado buscando la sombra, dándose una importancia superior al interior de los inmuebles, en torno a los famosos patios, que al espacio público, por ese carácter intimista de su cultura. Por lo general, en cada barrio de las medinas andalusíes había siempre una mezquita (aparte de la Aljama, la Mayor), una casa de baños, una fuente, un horno y una agrupación de tiendas (independientemente del zoco o mercado principal; y de la alcaicería, el mercado de las telas).
Hoy, con una mayor anchura y con salida en ambos sentidos, esta vía une la calle Polo de Medina, pasando por la plaza Fontes, con la calle Escultor Nicolás Salzillo, desembocando en los famosos Soportales de la Catedral de Santa María, siendo una de las calle más céntricas y transitadas del casco histórico.