#BienesMueblesCatalogados, volumen 17. San Jerónimo (Francisco Salzillo, 1755. Museo de la Catedral de Murcia).
Por encargo del canónigo don José Marín y Lamas, quien era benefactor del monasterio de los Jerónimos de La Ñora, para la iglesia del cual fue concebido, el genio Francisco Salzillo crea una de sus obras más icónicas, encajada en su etapa de plena consolidación y madurez creativa. Dejando a un lado la emocionante potencia en el rostro del santo, lo que más destaca de la talla es el extraordinario conocimiento anatómico que muestra el escultor, quien representa, con maestría y descarnada veracidad, la senectud del cuerpo humano: pecho caído, pliegues y arrugas de la piel, mellas en la dentadura, etc.
La obra representa la penitencia del santo en el desierto, quien abandonando las vestiduras y capelo (el sombrero rojo a sus pies), en pleno éxtasis espiritual, fija su mirada en el crucifijoy comienza a golpearse el pecho con la piedra que sostiene en la mano derecha. La obra se completa con los otros atributos iconográficos de este santo penitente: las rocas y el león (alegoría al desierto, la soledad y la valentía), el libro (fue el primer traductor de la Biblia al latín) y la calavera (que hace alusión a la certeza de la muerte).
En esta pieza se ven claras semejanzas con las icónicas representaciones anteriores de este santo: la renacentista de Pietro Torrigiano (1525), y la del primer barroco de Juan Martínez Montañés (1609). En mi opinión, sin embargo, el San Jerónimo de Salzillo supera, tanto en emoción dramática como en calidad en la representación anatómica, a las anteriores. Es por todo ello que esta obra, fechada en 1755, es considerada una de las obras clave de la producción del genio barroco murciano.




Para ampliar información:
https://www.salzillo.com/sjeronimo.htm
https://blogarteehistoria.blogspot.com/2015/05/comentario-san-jeronimo.html