#BarriosdeMurcia, volumen 1: San Pedro.
El origen del barrio de San Pedro reside en la importancia de la calle que lleva el mismo nombre, la cual formaba parte del eje comercial principal de la originaria ciudad islámica: el Zoco. Desde aquí, una bulliciosa vía comercial se desarrollaba hasta conectar con la puerta de Orihuela, al este de la medina. La existencia de una mezquita de barrio (donde hoy se sitúa la iglesia parroquial) y de unos baños públicos, terminan por atestiguar la importancia de esta zona desde la Edad Media.
Con la conquista cristiana llegarán las ordenes religiosas. Especialmente importante para este barrio será la franciscana: en 1280 se asientan, junto al actual Malecón, los monjes franciscanos, cuyo monasterio será el más rico e importante de la ciudad hasta su desaparición. ‘Las Verónicas’ también franciscanas, lo harán en el siglo XVI, pegadas a la muralla medieval, cuyo paño hoy se puede contemplar junto a su iglesia desacralizada. La presencia del Almudí (el pósito de grano) y la celebración del mercado en las inmediaciones de la puerta de la Aduana, se consolidarán con la construcción del mercado de abastos con más solera: el de Verónicas, obra de Pedro Cerdán, de principios del siglo XX.
Mención aparte merece su principal templo: la iglesia de San Pedro Apóstol, joya patrimonial de la ciudad, y sede de la cofradía de la Esperanza, la cual tiñe de verde cada Domingo de Ramos murciano. La demolición de la Carnicería Mayor, a finales del XIX, alrededor del cual se situaban los puestos ambulantes de venta de flores, dará lugar a la que hoy es la plaza murciana con más alma: la de las Flores, corazón de nuestro famoso tapeo. En este mismo siglo XIX, sobre los restos del antiguo alcázar medieval del rey Enrique III, se construirá el icónico hotel Victoria, auténtico testigo en ladrillo de la historia reciente del barrio.